La
falda de vestir o de mudar era una pieza muy característica
del siglo XVIII. Estaban confeccionadas en seda de varias calidades
como el tafetán, raso, damascos, brocados y espolines.
Estas faldas solían trasmitirse en herencia y no todas las mujeres podían permitirse una. Por ello en ocasiones se tejían con tejidos de calidad más baja como el alducar y el filadís, tejidos realizados con capullos de seda defectuosos que no se ponían a la venta.
Estas faldas solían trasmitirse en herencia y no todas las mujeres podían permitirse una. Por ello en ocasiones se tejían con tejidos de calidad más baja como el alducar y el filadís, tejidos realizados con capullos de seda defectuosos que no se ponían a la venta.
Antiguamente
se conocía como guardepeus a la falda de seda lisa que no
hacía conjunto con el cuerpo de arriba, podía
combinarse con cuerpos lisos o estampados.
Su
forma es similar a las faldas de trabajo. La cantidad de tejido
empleado para su realización era de 4 a 5 metros y la
distancia del suelo era de 10 a 15 cm. según las modas.
El vuelo se distribuía en la cintura en dos parte por medio de pliegues, quedando dos aberturas laterales. La parte trasera era el doble que la delantera y se sujetaba mediante dos vetas a la cintura. Y la parte de delante se ataba cruzándose a la parte de detrás y se volvía a anudar delante para mayor sujeción.
El vuelo se distribuía en la cintura en dos parte por medio de pliegues, quedando dos aberturas laterales. La parte trasera era el doble que la delantera y se sujetaba mediante dos vetas a la cintura. Y la parte de delante se ataba cruzándose a la parte de detrás y se volvía a anudar delante para mayor sujeción.
Podían
ir forradas o no y solían llevar ruedo interior de tejido y
color diferente para mayor protección y lujo de la pieza.
Las
faldas realizadas con tejidos lisos de un solo color eran
mayoritariamente azules y verdes, seguidas de ocres, marrones, rojas,
etc. Normalmente eran de seda lisa y llevaban como ornamento cerca de
la orilla de la falda volantes, puntillas, galones, cintas, etc. que
le daban mayor realce y calidad a la pieza.
Los tejidos estampados eran muy
cotizados por la riqueza de sus texturas y los dibujos. Estos podían
ser de flores, pájaros o guirnaldas realizadas en ocasiones
con hilos de plata y oro.
Los
colores más comunes eran el azul, verde, amarillo, rojo, etc.
Los adamascados y espolinados solían ser de color blanco en
Valencia.
Con estos tejidos se confeccionaban faldas y cuerpos formando ricos conjuntos en el siglo XVIII y en adelante. Tejidos realizados por artesanos valencianos donde existían empresas sederas muy importantes.
Las
faldas con el paso del tiempo y por las modas del momento se
apolisonan por la parte de atrás y se alisan por delante.
Me parece muy interesante hacia tiempo que buscaba una explicación sobre la confección del guardapeus muchas gracias
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