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Este blog trata sobre indumentaria valenciana. Analizamos piezas actuales y antiguas, desde el rigor histórico y la iconografía pictórica de diversos artistas valencianos.

También esperamos realizar entrevistas a distintas indumentaristas, artesanos, falleras y falleros que quieran colaborar con nosotros mostrándonos sus trajes.

martes, 12 de octubre de 2010

José Bru Albiñana: Joc de Pilota a LLargues



JOC DE PILOTA A LLARGUES
1881
Museo San Pio V, Valencia

EL AUTOR.

José Bru Albiñana, Valencia (1855-1921). Poca es la información de la que disponemos acerca de este autor, a pesar de la popularidad de la obra en cuestión. Sabemos que comenzó pintando abanicos y que con intención de aumentar sus conocimientos pictóricos, se matriculó en la Escuela de Bellas artes de San Carlos de Valencia. Tras ganar una oposición convocada por la Diputación Provincial de Valencia es becado para estudiar en Roma. Allí comenzó su inclinación costumbrista, tan popular en el siglo XIX. Dentro de esta corriente artística, cabe destacar sus obras dedicadas al deporte valenciano por excelencia: el juego de pelota a mano.

LA OBRA

Nos encontramos ante una obra descriptiva y dinámica. Se nos muestra a unos jugadores de pelota en una calle, con unos cuantos espectadores alrededor de la escena. Lo primero que llama la atención en cuanto a su composición son las tensiones generadas por el tipo de sistema de representación. Se trata de una perspectiva de tipo cónico y frontal (con un solo punto de fuga, donde confluyen todas las líneas relativas a las profundidades). Dicho punto se halla en la parte derecha de la obra, dotando al conjunto de una gran profundidad.


El personaje principal, jugador de pelota, aparece bastante centrado dirigiendo la atención hacia dicho punto y reforzando la tensión visual del espectador con el dinamismo de la pose. A los lados de la escena hay dos grupos de espectadores que funcionan como elementos de equilibrio para la obra, aportando estabilidad a toda la imagen. No en vano, el grupo de la izquierda es más amplio para compensar el desequilibrio del punto de fuga a la derecha. También vemos al fondo varios personajes a los lados de la calle y a otros jugadores, aunque de mucha menor importancia.

En cuanto al color, podemos observar un fuerte predominio de los tonos tierras, ocres y blancos, tan solo matizados por algunos discretos toques de azules, grises, negros y verdes que aporta el necesario contraste. Podemos concluir que respecto al color, la obra está sabiamente armonizada. La luz no es excesivamente fuerte, no hay excesos de claroscuro y apenas se aprecian sombras arrojadas en el suelo. Se trata de la iluminación propia de un día nublado tal y como podemos apreciar en el celaje representado.

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