Cubría los hombros, parte de la espalda y pecho. La parte más ancha y recta iba situada en la cabeza y la otra con una pequeña curva en la espalda.
Estaban realizadas en tejidos como la muselina o seda y como ornamentación bordados de realce, recortes de terciopelos, cintas, etc.
Las mantillas más antiguas eran de color blanco, seguidas del negro en las más actuales.
Su período de máxima utilización fue a principios del siglo XIX con la aparición de la moda imperio.


Estas cintas podían ser de seda, algodón o de punto de aguja. Rodeaban y envolvían las piernas dándoles varias vueltas y atándose con un lazo que colgaba lateralmente en el lado exterior de la pierna.
Las más lujosas iban ornamentadas con pequeñas borlas, flecos o terminaciones de metal. También podían llevar alguna inscripción bordada formando palabras o dibujos.