La
entrada de este mes es de las que no va a dejar indiferente a nadie y
de la que vamos a aprender mucho. Hablamos con Vicente Ferrandis Mas,
miembro fundador de la AVI y autor de numerosos libros y
publicaciones hablando del tema de la indumentaria valenciana. Es todo un honor para nosotros contar con su colaboración y contestarnos unas preguntas.
¿Cómo
surgió su interés por investigar sobre la indumentaria
valenciana?
Aunque
llevaba bastantes años, investigando sobre la historia local
da Aldaya, el tema indumentaria, surgió con una exposición
de indumentaria, que organicé desde el Aula de Cultura de
Aldaya en 1979. El Aula de Cultura, había realizado varias
exposiciones sobre temas monográficos con anterioridad, y en
aquella ocasión, a la vista de la que entonces tenía
montada Francisco Zanón, en Bugarra se inició la
recogida de prendas del vestido en Aldaya, para moontar la exposición
en 1980.
Desde
ese momento, para documentar la exposición, comencé a
recoger todas las piezas que me fue posible y en exclusiva, las que
eran de la población. Me pareció que solo las piezas
físicas, aportaban poco para el conocimiento de la
indumentaria local, y decidí lanzarme a la investigación
de archivo, que era algo que ya venía haciendo con temas de
historia.
¿Desde
cuándo se dedica a esto y que técnicas utiliza?
Como
ya he mencionado en la pregunta anterior, desde 1979. En cuanto a la
manera de investigar, doy prioridad a los datos aportados por la
documentación de archivo.
Desde
un principio, Francisco Zanón, que por entonces estaba
empleado en el Archivo del Reino de Valencia, había revisado
ya documentación relativa a Bugarra y yo, disponía de
algunas cartas de dote de mi familia, con lo que llegamos a la
conclusión de que era el mejor camino para documentar cual
había sido la indumentaria utilizada por nuestros antepasados
de todas las épocas.
La
documentación de archivo, es lo suficientemente amplia para
determinar las piezas del vestido. Especialmente de interés,
es el documento llamado Carta de dote, en el que se relacionan todas
las prendas que aporta la mujer a la comunidad familiar, y que ha de
ser de utilización durante los años siguientes de su
vida. Refleja totalmente la realidad del vestido de uso general en el
momento en el que se otorga y los años inmediatos posteriores,
al menos durante una década.
Existen
también protocolarizados, otros documentos como son los
inventarios de bienes, que podríamos clasificar como de “post
mortem”, almonedas y de alguna tienda o negocio. Estos son algo
menos representativos, ya que solo evidencian la existencia de la
prenda, pero no tanto su uso en el momento.
Hay
por supuesto, otros muchos tipos de documentos, que también
pueden aportar documentación complementaria.
¿Cómo
han evolucionado estas investigaciones?
Durante
los dos primero años, es decir hasta mediados del 81, solo
Francisco Zanón y yo, iniciamos la investigación de
archivo conjuntamente. A partir del 81, de nuestra amistad con Fermin
Pardo, que estaba recuperando las tradiciones musicales valencianas y
que no era ajeno a la indumentaria, se incorporó al grupo. El
año 82, supuso un cambio esencial. Con motivo de la
competición futbolística “Gol y al mundial 82”, se
nos propuso a los tres, montar en el crucero del antiguo Hospital
General, una magna exposición de indumentaria. En esta ocasión
se incorporó al grupo María Victoria Liceras, que en
aquel momento, ya poseía una amplia colección de piezas
de indumentaria, y un gran interés en la investigación.
Con esto el trío, quedo convertido en cuarteto.
A
partir de ese momento, comenzamos a reunirnos de manera periódica
y decidimos darle al grupo una forma legal. De esta manera, nació
la Asociación Valenciana de Indumentaristas ( AVI ). La
intención desde su principio fue clara en sus principales
puntos fundacionales.
-
Debía aglutinar a las personas que estaban realizando trabajos
de investigación documentados en el tema indumentaria.
-
Debía divulgar por cualquier medio (publicaciones,
exposiciones, charlas y otros medios audio-visuales) los conceptos
básicos y los avances de investigación que se
produjeran en el campo de la indumentaria.
-
Situar la indumentaria tradicional al nivel de que por derecho, le
correspondía, es decir de ciencia.
- Que la AVI, fuese el único organismo capaz de determinar cuál
era la indumentaria tradicional valenciana y la utilización
del término “indumentarísta”. Teniendo en cuenta
que el término indumentaria según la RAE, es la
historia del traje, solo es indumentarista el historiador del traje y
no el que lo confecciona, que debe limitarse a modista o sastre, que
son sus nombres específicos de siempre.
¿En
qué estado se encuentran sus investigaciones?
Por
mi parte, todos estos años, he continuado investigando
documentación con la intención de publicarlas, pero la
realidad, es que las actuales posibilidades de publicación del
momento lo dificultan.
De
todas las maneras, dispongo de dos blogs, donde publico cosas. Uno es
http://filadis.blogspot.com.es/ donde se publican temas
monográficos del vestido en general. El otro
http://diccionariodeindumentaria.blogspot.com.es/, en el que se ha
principiado un diccionario en el que estoy trabajando. Cuando esté
finalizado, calculo que incluirá más de 10.000 entradas
y más de 20.000 páginas, lo que lo hace impublicable
sobre papel.
¿Qué
le parece como se viste en la actualidad?
Esta
pregunta es muy compleja a la hora de responder. En primer lugar,
debo hacer especial hincapié, de que existen dos trajes
diferenciados y con trayectorias distintas. El primero es el que yo,
llamo Nacional, que a su vez tradicional e histórico.
Este
traje nacional, es el que es, no puede ser modificado bajo ningún
concepto; debe estar documentado mediante su estudio y no puede estar
influido por invenciones posteriores a su época clásica
de utilización. En el caso de las valencianas, comenzó
a utilizarse sobre 1675 y finalizó sobre 1840.
El
otro, es el llamado traje de Fallera, y que en un principio fue
llamado traje de Labradora. Es el podríamos llamar traje
típico, es por lo tanto estereotipado, y no está
establecido por su uso cotidiano, sino por su uso ocasional como
disfraz. En dicho traje, puede haber una evolución constante,
aunque bajo mi punto de vista, no es lo deseable.
Sobre
este tema, voy a publicar en breve un artículo en el blog, que
espero que aclare para siempre el asunto.
Cada
vez vemos como mucha gente va cambiando de tendencia a la hora de
vestir y apuesta más por lo tradicional. ¿Qué le
parece esta evolución?
Difiero
de esta observación. Por ningún lado veo esa tendencia
apostando por lo tradicional. En el mundillo fallero de las mujeres,
se advierten unas tendencias que nada tienen que ver con lo
tradicional; se visten con el traje de fallera (de espolín o
imitado con brocados y brocateles), e incorporan nuevos elementos que
algún pseudo-investigador les ha dicho que es correcto. Han
incorporado pañuelos extraños a los que llaman
peinadores y manteletas, desconociendo totalmente lo que es una
manteleta (prenda de hombros, que lleva capucha y realizada con telas
y pieles). El largo de los guardapieses o faldas, se ha exagerado y
andan ayudando al ayuntamiento a barrer las calles. Otras son
portadoras de verdaderas polleras o polisones, que les dan forma de
campana y un “meneíto” no muy natural.
También las hay con peinados mal realizados por la falta de tradición entre las peliqueras, que en su mayoría saben hacer peinados a la moderna, pero no tradicionales. LLevan unos "caragols", que como ya dijo el viajero francés Pierre Léonce Imbert en la época que estaban de moda en toda España, y que ahora más que nunca, refleja la realidad del momento: Tiene aspecto de rodaja de cebolla quemada.
También las hay con peinados mal realizados por la falta de tradición entre las peliqueras, que en su mayoría saben hacer peinados a la moderna, pero no tradicionales. LLevan unos "caragols", que como ya dijo el viajero francés Pierre Léonce Imbert en la época que estaban de moda en toda España, y que ahora más que nunca, refleja la realidad del momento: Tiene aspecto de rodaja de cebolla quemada.
Con
referencia a los grupos de baile, que son los que no deben utilizar
el traje de fallera, y si el nacional o tradicional, debo decir que
estoy muy decepcionado. También ellos están en
retroceso, grupos en los que creía que iban por buen camino,
cada vez visten peor; cada vez parece que tienen menos claro el bien
y el mal en indumentaria. Al parecer, dentro de los grupos han
aparecido unos “expertos en indumentaria” que son los que indican
como deben vestir los miembros del grupo en las actuaciones y actos a
los que acuden. La idea no es mala, siempre que el mencionado experto
lo sea, cosa que al parecer casi nunca es la realidad.
¿Qué
opina de la labor que se están realizando los establecimientos
de Indumentaria Tradicional Valenciana?
Si
nos limitamos a llamar así, a los que pudieran hacer Traje
Nacional, en realidad no hay ninguno. Proliferan muchos
establecimientos con ese título, pero en realidad todos se
dedican a hacer Traje Fallero. Según mi criterio, nos
sobrarían dedos en una sola mano, para contar los que son
capaces de reproducir con autenticidad el Traje Nacional. A mí,
me gustaría proponer, a todos estos establecimientos que se
anuncian como artífices de Indumentaria Tradicional e
Indumentaristas, se identificaran como de Indumentaria Fallera y
dejasen el título de indumentarista a los investigadores de la
historia del Traje Nacional.
¿Qué
opina de los tejidos y los colores que se comercializan actualmente?
De
nuevo, tendríamos que diferenciar entre Traje Nacional y Traje
de Fallera. En el primero los tejidos deben ser lisos, de un solo
color, o se pequeñas muestras de color/es distinto sobre un
país de fondo amplio. Las principales decoraciones de los
vestidos deben consistir en las guarniciones. En la actualidad, tanto
estos tejidos como las guarniciones, resultan difíciles de
conseguir en las calidades adecuadas. En los colores deben predominar
en el siguiente orden: azul, verde, amarillo y rojo.
¿Qué
prendas o piezas son indispensables en el vestido del hombre?
Hoy
los falleros, intentan vestirse con el Traje Nacional. En algún
momento vistieron con el mejor traje que tenía; después
pasaron a vestir pantalón negro, una chaquetilla que quería
recordar a la jupa y un fajín, que quería dar el efecto
de faja.
Como
ya hemos dicho, el vestido del hombre que se viste para las fallas o
algún acto, donde se intente representar al labrador
valenciano, por lo general lo hace más acorde de lo que es el
Traje Nacional. Probablemente, esto se debe a que durante unos años
se había perdido y al recuperarse, se han tenido en cuenta
nuevos detalles, fruto indudable de las investigaciones realizadas.
El
Traje Nacional del valenciano, venía explicado por todos los
visitantes que pasaban por nuestras tierras: está
reducido solo a lo indispensable.
Lo indispensable era la camisa y los zaragüelles, ambos de
lienzo. Como prendas complementarias de diario, eran alpargatas, faja
y pañuelo a la cabeza. En los días festivos los
labradores colocaban un segundo calzón ancho sobre el
zaragüelles y un chupetín sobre la camisa; calzaban
medias sin pie o con trabilla y solo en muy contadas ocasiones
zapatos; sustituían el pañuelo por cofia y calaban
montera o sombrero; en esos días festivos, solían dejar
caer sobre su hombro izquierdo una chupa o manta de muestra.
Paralelamente,
en las ciudades y poblaciones importantes, los menestrales y gentes
de otros oficios, utilizaban calzón estrecho y ajustado a la
rodilla.
¿Y
las de la mujer?
De
nuevo debemos hacer diferencia entre el Traje Nacional y el de
Fallera. La primera debe vestirse inevitablemente con camisa y enagua
como prendas interiores, guardapiés y justillo o jubón
como exteriores. Como prendas complementarias de diario, serian el
pañuelo de cuello para regular el escote del justillo o jubón;
el delantal para proteger de manchas y roces el guardapiés; y
calzada con alpargates.
En
el de Fallera, las prendas indispensables son en realidad todas, ya
que es un traje sujeto a un estereotipo. Se compone de guardapiés
y monillo de espolín, brocado o brocatel, de mangas
afaroladas, o con un jubón de mangas largas, ambos sin armar.
Estas mangas del monillo, fueron ideadas por las roperías que
se dedicaban a la confección, especialmente la ropería
Casa Insa, con la intención de unificar justillo y jubón
en una misma pieza. En este, no pueden faltar las grandes cintas para
formar lazo en espalda y cintura; o las medias blancas y zapatos a
conjunto con el vestido; además el delantal y el pañuelo
de cuello deben formar un conjunto.
¿Qué
es el Traje del siglo XVIII?
Cuando
la AVI, comenzó su andadura, Victoria Liceras, estableció
una tienda con ese nombre y con la doble intención de por un
lado ofrecer la posibilidad, de que las que se quisieran vestir con
el Traje Nacional, pudieran hacerlo con el debido asesoramiento, y
las que se quisieran vestir con el traje de Fallera, lo hiciesen con
cuerpos confeccionados sobre patrones de dicha época.
Esta
iniciativa, fue seguida por otros establecimientos, que rápidamente
asimilaron los cuerpos armados del XVIII, pero con interpretaciones
libres que en nada se parecen a los antiguos. De esta manera, se ha
formado un tercer traje, al que deberíamos llamar: Fallera del
siglo XVIII.
¿Qué
es el Traje de Huertana?
A
partir de la última década del siglo XVIII, las
valencianas, comenzaron a usar faldas exteriores de algodón
estampado, a las que llamaron zagalejos Todas las clases sociales,
utilizaron el algodón en sus faldas, que además de ser
una fibra de por sí, más barata que la seda y la lana,
era además más fácil producir muestras pintadas
que tejidas y con los avances de la industrialización se iba
abaratando aún más. Debemos valorar que un zagalejo de
algodón, costaba la mitad que uno de la peor seda. Con esto,
durante las décadas primeras del siglo XIX, los zagalejos de
algodón, convivieron con el guardapiés de seda, pero a
partir de la tercera década lo arrinconaron definitivamente,
haciendo desaparecer a la par el Traje Nacional. En la actualidad lo
visten los grupos de baile tradicional y algunas falleras, aunque
estas últimas, soy de la opinión de que no deberían
hacerlo, al menos en los actos falleros.
¿Qué
encajes eran más utilizados antiguamente?
En
la época clásica de la utilización del Traje
Nacional, solo dos prendas llevaban encajes como guarnición,
eran la camisa y el guardapiés. La camisa llevaba encajes de
guarnición en las mangas y en el cabezón. Cuando la
camisa llevaba el justillo encima se apreciaban estos encajes, pero
si llevaba el jubón, solo eran visibles si la manga era muy
corta, en cuyo caso los encajes solían ser independientes a
fin de colocarlos a la manga del jubón y entonces se llamaban
“vuelos”. La otra prenda que los llevaba era el guardapiés
como guarnición de farfalán o franja, en la parte
inferior.
¿Qué
joyas son las correctas para vestirse de valenciana?
Hay
una única joya imprescindible en el tocado de la valenciana y
es la aguja. La aguja, es indispensable a la hora de confeccionar el
moño, ya que es el soporte sobre el que se ha de trabajar para
formarlo. A la aguja se la puede complementar o no, con un picador
que llamamos “rascamonyos” y que tenía como misión
aliviar los picores que pudiesen producirse en la cabeza, sin
necesidad de despeinarse. Con el Traje Nacional, seria anacrónico
llevar agujas de perlas.
Lo más distintivo del tocado de la valenciana es la peineta. Esta en la Huerta de Valencia, era apuntada y en el sur del reino debió de convivir con la rectangular. De todas maneras este detalle por el momento, está poco estudiado.
Las arracadas, estaban generalmente representadas por los “barquillos” con tres colgantes de perlas y los llamados “de a tres” cuyos colgantes eran tres almendrillas. Por lo general las arracadas solían formar conjunto con la “cruz”, especie de pieza de garganta que colgaba del cuello con una cinta. La pieza inferior solía figurar con la disposición de las piedras una cruz, de donde le venía el nombre.
El
collar, se llevaba cuando no se llevaba la cruz, solía ser de
varias pasadas de perlas finas o de cuentas más gruesas
realizadas en nácar, coral u otras materias. A menudo se le
incorporaba una crucecita o medalla colgada de un alacrán.
¿Cuál
es la opinión sobre las joyas que se llevan en la actualidad?
La
joyería, durante los últimos años, ha mejorado
bastante, lo cierto es que han surgido algunos nuevos artesanos, que
apartados de la joyería comercial actual, se han dedicado a
reproducir la joyería valenciana antigua. La realidad, es que
solo son unos pocos e insuficientes, para que el panorama cambie a
corto plazo.
Me
parece conveniente advertir, que son importantes ciertos detalles. A
manera de ejemplo diré que es totalmente incorrecto que una
mujer vestida con el Traje Nacional, lleve unos pendientes de racimo
o polcas, que quedan cronológicamente fuera de él.
En
general, me parecen excesivas. Cualquier fallera del momento, lleva
encima más joyas que una princesa de la época.
¿Qué
importancia le da a los complementos a la hora de vestir?
A
mi entender, los complementos, no tienen ninguna importancia y por
supuesto no son imprescindibles. Lo que vengo observando últimamente,
es que tanto las falleras, como en los grupos de baile, ha entrado
una afición a colgárselo todo, que algunos/as, parecen
árboles de navidad. De todas formas, mi respuesta a la
pregunta, es que, me parece correcto, mostrar algún artículo
devocional, aunque debo indicar que por lo general muchos de estos
artículos se llevaban ocultos. Lo que sí me parece
incorrecto, es el uso indiscriminado que se está haciendo de
lazos o cucardas, que ahora les llaman “carambas”.
¿Cuál
sería el traje conveniente para asistir a una procesión?
Quiero
entender que la pregunta se refiere a una procesión religiosa,
y no a un desfile. Si es así, lo correcto es vestir una
basquiña con un jubón negro; pañuelo blanco y
manto negro. No procedería llevar delantal, ya que al no tener
que realizar ninguna tarea doméstica, no es necesario proteger
la falda.
Gracias
Vicente por esta clase magistral y difundir con nosotros sus conocimientos.
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