El justillo fue una pieza
muy utilizada desde tiempos antiguos, teniendo su época de apogeo en
el siglo XVIII, donde se popularizó y fue una prenda muy
característica en la indumentaria tradicional valenciana.
Creemos que se merece volver a hablar sobre el, esta será la
tercera ver que tratamos el tema y vamos a englobar las dos entradas
anteriores y a extendernos más en la explicación.
El justillo también
era llamado cotilla, coteta, cosset según la comarca. Era una
pieza exterior que cubría el cuerpo desde los hombros a la
cintura ajustando el cuerpo y oprimiendo el pecho, no llevaban mangas
y se llevaba siempre encima de la camisa.
Para acoplar esta prenda
al vuelo de la falda llevaba unas pequeñas aberturas de la
cintura para abajo llamadas aletas, almenas, faldillas, etc. En la
parte superior llevaban hombros o tirantes.
El escote era amplio y
grande, normalmente de forma cuadrado, rectangular, redondeado o en
forma de M. En su gran mayoría estaban abiertos por delante y existían dos tipos de encordado. En uno los ojetes estaban a
la vista y se ataban por medio de un cordón pasado por ellos, confeccionado a
mano de seda o algodón en la parte exterior. La otra manera de
encordar llevaba los ojetes en la parte interior realizados en una
tela cosida en el borde del delantero que ocultaba el cordón.
La punta delantera podía
ser redondeada, triangular o cuadrada y su largo solía ser el
doble que el de las aletas. Su función era la de alargar y
estilizar el cuerpo femenino.
En la parte de la espalda
lo más común era llevar tres aletas, una central más
grande de diferentes formas, de rectángulo, trapecio, cola de
milano, etc y dos más pequeñas a los lados. También
podían llevar dos aletas iguales o una sola central.
El número de
aletas dependía del modelo del justillo y del tamaño de
la persona que lo llevaba. Podía llevar de cuatro a once, pero
el numero más habitual eran nueve. Estas aletas podían
ser rectangulares o redondeadas y su largo era de seis o siete cm.
Posteriormente desaparecieron de la vista al llevarse por dentro de
la falda.
Para que la pieza quedara
rígida se utilizaban unas varas de madera, de olivo, palmera,
esparto, paja, etc. situados entre el forro y el tejido y pasado por
unos pespuntes. Esto permitía ajustar y estrechar la cintura y
levantar el pecho. Este encañado se situaba en la parte
delantera, pero también podía ir en el centro de la
espalda.
En la parte superior casi
siempre los justillos se ajustaban a los hombros por
tirantes añadidos, esto permitía ahorrar tejido, ya que podían
estar hechos con telas de otras calidades que quedaban ocultas al llevar puesto el
pañuelo de pecho. Solían
ir en disminución de detrás a delante quedando una
punta redondeada escondida en el escote o abrochándose
delante con la parte delantera. Como ya hemos comentado esta forma era la más usual,
pero también podía ser que el delantero y el trasero fueran de una pieza que se unía en los hombros por medio de una costura.
Habían diferentes
modalidades de patronaje. En la parte de la espalda unas tenían
costura central y otras llevaban la espalda entera sin costura.
También en la parte delantera habían variaciones, las
que tenían la pieza delantera añadida y las que no
tenían pieza delantera diferenciada.
Destacamos que los
justillos nunca se confeccionaban con pinzas o pliegues, era la forma
correcta del patrón la que conseguían ajustar de forma
correcta el cuerpo.
Las telas empleadas para
su confección eran muy variadas porque debido a la poca
cantidad que se necesitaba toda mujer podía permitirse tener
un justillo realizado en seda, como eran los brocados, rasos,
espolines, tafetanes, etc. También los había más
sencillos realizados en algodón, lienzo, hilo, etc.
Los dibujos de los
tejidos eran en su mayoría florales. Grandes ramos y jarrones
que podían ocupar toda la espalda de la pieza, normalmente
todos estos tejidos eran simétricos. También podían
ser con dibujos de cestas con flores, o pájaros de pequeño
tamaño, estos diseños eran asimétricos. Otros
dibujos eran de pequeñas flores simétricas y otros no tan populares con motivos
geométricos, rallas o a cuadros.
El colorido eran
generalmente vivos, los colores de base más utilizados eran el
rojo y sus variantes, rosa, salmón. El azul y sus tonalidades
y la mezcla de los dos, berenjena, malva, etc.
Los motivos ornamentales
y decorativos se situaban en el escote, hombros, tirantes o aletas.
En ocasiones llevaban unos recortes hechos de cuero o piel, que
además de decorar protegía la zona, estás solían situarse en la punta delantera y en las sisas. En la espalda algunos
llevaban un hilo dorado o plateado superpuesto en las costuras
formando cenefas en forma de bordados de cadeneta o de realce.
El justillo en principio
fue una prenda exterior, luego pasó a ser semi exterior
utilizándose debajo de otras prendas ya en el siglo XIX. Con
el paso del tiempo esta pieza derivó en el corsé.
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