PRIMERA PLANA
1885 Óleo sobre lienzo 190 x 110cm.
Museo de Cádiz.
El Autor
Sobre Vicente Nicolau
Cotanda, ya hablamos en su día. Para leer información
sobre este pintor Saguntino nos remitimos a la entrada que se puede
encontrar pulsando en el siguiente enlace
La Obra
El cuadro nos muestra una
escena en la que una mujer sentada sobre una silla, sostiene y lee
una carta. Tras ella, quien parece su padre, también parece
leer esta misiva con gran interés. Mientras, a sus pies, su
hijo, observa con dulzura el rostro de la madre. Todo transcurre en
lo que parece el patio de una casa. En él podemos advertir la
presencia de cerámica popular valenciana, así como una
serie de plantas y flores que contribuyen a dar una sensación
ambiental de exterior. La tela, con personajes pintados a tamaño
natural, fue galardonada con la medalla de oro en la Exposición
de Cádiz.
Respecto a la
composición, podemos advertir diferentes aspectos que nos
llaman la atención.
En primer lugar, a primer
golpe de vista, descubrimos que la escena se apoya sobre una
diagonal. Esta línea pasa por el ojo del niño
y enmarca el lateral del rostro de la mujer.
Si trazamos las dos mitades de la obra, podemos comprobar como su centro se encuentra también sobre el mismo ojo del niño.
La línea vertical enmarca el rostro del abuelo, mientras que la horizontal coincide con la arista de la balda de cerámica que podemos observar tras los personajes.
La división áurea
de los dos laterales, arroja también curiosas coincidencias.
La línea horizontal superior enmarca la línea superior de la carta, la base de la cabeza de la mujer, su hombro, y la mano del abuelo. La línea horizontal inferior coincide con el borde de la canasta, y parece servir de apoyo invisible al brazo del niño. En cuanto a las verticales podemos concluir que enmarcan la cabeza de los dos varones, mientras que la derecha coincide con el ojo de la mujer.
La línea horizontal superior enmarca la línea superior de la carta, la base de la cabeza de la mujer, su hombro, y la mano del abuelo. La línea horizontal inferior coincide con el borde de la canasta, y parece servir de apoyo invisible al brazo del niño. En cuanto a las verticales podemos concluir que enmarcan la cabeza de los dos varones, mientras que la derecha coincide con el ojo de la mujer.
La dirección de
las miradas hacia la carta, excepto la del niño, crea una
serie de tensiones visuales que se pueden resumir en el rombo que
vemos en la siguiente imagen.
Estas tensiones suelen utilizarse por los autores para dirigir la mirada del espectador de manera intencionada por toda la superficie pictórica, y en este caso, alrededor de la carta que es el elemento organizador de toda la composición.
Estas tensiones suelen utilizarse por los autores para dirigir la mirada del espectador de manera intencionada por toda la superficie pictórica, y en este caso, alrededor de la carta que es el elemento organizador de toda la composición.
Estos ritmos suelen utilizarse para dotar de un movimiento interno a la obra, y en este caso, romper y dulcificar la tensión de la diagonal compositiva.
Respecto a la gama
cromática, destaca la calidez de la obra apenas rota por los
verdes, suficientemente neutralizados, y de algunas notas azules en
flores, cerámicas y ropa de la canasta. El resto de la obra
tiene una dominante cálida, donde predominan los rosas y
pardos, fuertemente potenciados por los blancos y negros. La luz es
bastante matizada, de dirección superior izquierda y no genera
grandes contrastes. Este hecho contribuye a matizar la atmósfera
tenue y agradable de la escena, generando una cierta sensación
de sosiego y bienestar.
La pincelada, es fuerte y
vigorosa en los grandes espacios, sin embargo esta fuerza se
convierte en caricia si hablamos de la manera en que el autor modela
el volumen en el rostro y manos de los personajes, en los que la
suavidad es la tónica.
En definitiva nos
encontramos ante una obra de una gran fuerza pictórica y
expresiva, que no renuncia a las sutilezas allá donde la
escena las requiere. Con un gran estudio compositivo previo y con una
agradable elección cromática, la obra transmite al
espectador con gran acierto y sensibilidad los sentimientos de los
personajes que la habitan.
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