Joaquín Sorolla : Los Guitarristas, Costumbres valencianas
1889
Óleo
sobre lienzo
34X49,50
cm.
Museo
Sorolla, Madrid
El
autor.
Como
ya se ha tratado en entradas anteriores, nos remitimos al siguiente enlace
La
obra.
Nos encontramos ante un
cuadro que muestra una escena costumbrista. Dos jóvenes
guitarristas sentados, están tocando mientras tres muchachas
observan la escena con atención. La obra se distribuye
mediante dos grandes bloques. A la izquierda los guitarristas y el
perro que descansa plácidamente, y a la derecha las chicas.
Los personajes se encuentran bajo un porche en el que abundan
elementos vegetales, tales como parras, murcianas y otras plantas que
conviven con los muros bajos, ricamente ornamentados con los típicos
azulejos cerámicos valencianos.
Así pues, los dos
grandes bloques anteriormente señalados, se pueden entender
como dos triángulos mediante los cuales se disponen las
distintas figuras sobre el lienzo. La posible simetría entre
éstos, queda desequilibrada por la muchacha que se encuentra
de pie. Para compensar este desequilibrio, el pintor desplaza
ligeramente el triángulo de los guitarristas hacia el centro,
con lo que consigue dos cosas. Por un lado equilibra los pesos de la
composición, y por otro, centra más la atención
en los músicos, principales protagonistas de la obra.
Si atendemos a las líneas
centrales y a las diagonales, podemos observar cómo la línea
vertical coincide con la arista derecha del pilar más próximo
del porche. La línea horizontal coincide con los mentones del
guitarrista y la muchacha principales. Además, las líneas
diagonales son tangentes a las cabezas de los personajes.
Cabe destacar dos líneas
verticales que coinciden con las columnas del porche y que además
coinciden con la parte posterior de las cabezas de los personajes
principales.
En cuanto al color, la
obra mantiene un contraste entre luces y sombras característicos
de Sorolla, si bien la gama de colores no es tan vitalista como en
sus escenas de playa. Así pues, en paredes, pilares, suelos,
delantales, manteletas y camisas encontramos tonos luminosos y
blanquecinos, mientras que en las zonas cubiertas de follaje
predominan verdes con tonos lo suficientemente oscuros como para
crear fuertes contrastes con los claros antes descritos. No existe
una gama predominante. Los colores más intensos los
proporcionan algunos ropajes de los personajes, tales como la manta
roja del guitarrista, los corpiños rosados de las muchachas y
sus faldas azules.
La pincelada intensa,
ansiosa, dinámica, vitalista... consigue captar la fugacidad
del momento, característica que se repite en casi toda la obra
de Sorolla. Aunque no es uno de sus cuadros más importantes,
sí que es un buen ejemplo del arte costumbrista que en
determinados momentos de su carrera tuvo a bien en regalarnos.
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