Esta prenda de vestir no era propia de nuestra zona, ya que fue una pieza de importación. Pero vamos a hablar de ella debido a que fue muy utilizada en la indumentaria tradicional valenciana, al igual que en otros lugares de España.
El mantón de Manila forma parte de trajes típicos regionales, también es muy utilizado en nuestro folklore formando parte de su indumentaria al utilizarla para bailar sus danzas. También son muchos pueblos que celebran su baile del mantón, donde las mujeres desfilan con sus mantones y en algunos lugares hasta dan premio al mejor.
Aunque este mantón es conocido como de Manila, era procedente de China posiblemente de la zona de Catón. Su nombre pudo asociarse al puerto de Manila, donde desembarcaban los productos traídos de Oriente a la colonia española durante el siglo XVI y que luego eran embarcados para traerlos a España.
Eran piezas de seda bordadas a mano, originariamente los bordados típicos de China eran dragones, pagodas, etc. Pero debido a las preferencias españolas estos dibujos fueron sustituidos por otros más típicos como eran las flores, rosetones, pájaros, etc.
Los primeros mantones procedentes de Manila no tenían flecos, fue en España donde se le añadieron, dándole más realce. La cantidad de bordados y el largo del fleco era lo que más encarecía al mantón.
Aunque en un principio era utilizado por mujeres de la alta sociedad, poco a poco se popularizó su uso hasta convertirse en una prenda cotidiana en el siglo XIX.
Aunque en un principio era utilizado por mujeres de la alta sociedad, poco a poco se popularizó su uso hasta convertirse en una prenda cotidiana en el siglo XIX.
Estos mantones estaban confeccionados con seda de diferentes calidades. El colorido también era muy variado, pudiendo ser muy vistosos, o de un solo color tanto en el fondo como en los bordados, mucho más discreto pero también muy elegantes.
Los bordados podían estar situados por todo el mantón, en las cuatro puntas, o solo en los dos extremos. También podían llevar dos motivos iguales en dos esquinas y las otras dos más sencillas.
Se llevaban de diferentes maneras, cruzado sobre el pecho y atado a la parte de detrás, sujeto en el pecho con una joya y con las puntas sueltas, sobre la espalda y cogido con los brazos, etc.
Cubría casi por completo el traje de la mujer convirtiéndose en la prenda protagonista.